Desde la fundación del Monasterio de Santa María de Montserrat, en el siglo XI, ha contado con un Scriptorium y una Biblioteca de primer nivel, dedicados a la oración y a la lectura espiritual.
El Scriptorium estuvo muy activo durante los siglos XIV y XV.
Los copistas reproducían textos de temática diversa: religiosa, humanística, musicla o científica, según los cánones de la época.
A finales del siglo XV, se incorporó un taller tipográfico desde donde Montserrat produjo sus primeros incunables. Promovido por el abad Cisneros en 1499, favoreció la difusión cultural del Monasterio.
Durante los siglos XVII y XVIII, la Biblioteca creció y diversificó sus fondos hasta llegar a reunir, según consta, miles de obras en sus estanterías.
Sufrieron un momento trágico en su historia durante las guerras napoleónicas, cuando, 1811, el Monasterio fue destruido y se perdió la mayor parte de su tesoro bibliográfico.